MI NIÑO

Publicado: septiembre 29, 2010 en FRABULLOSO, Uncategorized


“Dejad que los niños vengan a mí”              Jesús de Nazareth

Es  imposible para mí, pretender abordar este capítulo sin usar como recurso inspiracional  el de mi propia experiencia con los niños y como recurso narrativo mi gran pasión por el cine fantástico, así que comenzaré por contarles una anécdota que viví con mi padre, o más bien dicho, que hice vivir a mi padre, una vez que fuí al cine con él y con un amiguito de la infancia, otro niño como yo…

Recuerdo que se estrenaba en los cines “The Ghostbusters II” y para mí era uno de esos días que de tan felices y emocionantes,  se volvieron inolvidables, pues realmente no veía mucho a mi padre, que por su trabajo como médico  me tenía  un poquito olvidado. Decidió aquél día llevarme a mí y a mi amiguito Edson, que sólo era 2 años mayor que yo (que en ése tiempo tendría unos 6 años) a presenciar el estreno de  dicha cinta. Aquél día, decidí que quería ser un «cazafantasmas» y más o menos lo sigo siendo a mi manera, pero lo que realmente considero importante compartirles es que al terminar la película y de tanta emoción que sentí después de que los 4 héroes derrotaron al mal, restableciendo la paz y el órden universal, sólamente  atiné a gritar con  mi aguda vocecilla infantil: “Gracias papá , por traerme al cine”; a continuación  varios de los  presentes voltearon un tanto indignados a ver a mi padre, que , entre varios colores recorriéndole el rostro, me respondió sonriendo y encogiendo los hombros: “de nada  mijo”.

Porqué inicio el capítulo con esta historia? Porque aparte de simpática me parece que puede servir de pretexto para  adentrarnos un poco en la búsqueda de ese “niño interior” que algunos autores y psicólogos aprecian tanto ya sea por su versatilidad como un excelente  compañero de viajes y aventuras, como de terapias y procesos de sanación. Basta recordar a “El Principito” pidiendo le dibujaran un elefante, para que vengan a nuestra mente innumerables escenas de niños famosos y no tan famosos pero siempre frescos, valientes y emocionados ante las pruebas de la vida.

Una de mis escenas favoritas del cine, es precisamente una de la película “The Kid”, protagonizada por Bruce Willis en la que justamente  el “hombre de éxito” se encuentra después de largos años con su “niño” , un personaje peculiar que  casi no tiene relación (ni oportunidad) al menos en apariencia, frente al adinerado, musculoso y atractivo hombre de negocios en que el personaje de Bruce se ha convertido. Él se ha empeñado en borrar al niño, en olvidarlo para siempre, en dejar atrás el pasado en busca de su destino, el de un “ganador”…

Pero qué sucede en el momento en que surge este salto cuántico, en que una persona se encuentra consigo misma en otra etapa «distinta» de su vida?

Que el  portentoso y orgulloso hombre de negocios  que presume de tenerlo todo, se percata de que su “niño” está sumamente decepcionado y molesto con él. Dejó de escucharlo desde hace mucho tiempo y lo encerró mientras estaba demasiado ocupado en triunfar, en conseguir el éxito que creía merecer… Y dónde está mi perro Max? , y porqué  me dedico a decirle a los demás lo que deben hacer y cómo deben lucir en vez de volar aviones? Y lo peor de todo, porqué estoy solo? Porqué no tengo novia o esposa?  Soy un perdedor…

Brutal!, es una escena realmente violenta, más que cualquiera de Tarantino, y es que en ocasiones creemos que todo marcha perfecto, que estamos en el camino correcto, pero el niño que vive en nosotros y que muchas veces olvidamos, está destinado a regresar en el momento preciso para aventarnos en la cara que la hemos cagado en serio, como le pasó a Bruce Willis.

He conocido a lo largo de mi vida a muchos niños, unos tienen  3 años otros 33 y algunos 93, lo importante  creo, no es la edad física, sino el espíritu que los mueve, todos  hemos sido niños, algunos  consideramos justo y hasta necesario permanecer siéndolo, otros  prefieren pasar por esa etapa y terminarla para siempre, hasta se refieren a los niños con cierto aire de impaciencia e intolerancia. Incluso me han llegado a decir despectivamente : “Eres un niño”, que en lo personal para mí es un halago, sobretodo porque tengo 29 años. Pero  hay que decir que si se niega  la cercanía y el vínculo con ese niño, también nos estamos alejando de nosotros mismos, o al menos, de la posibilidad de seguir en contacto con lo mejor de nosotros pues , qué persona es la más pura, la más sana, la más inocente y la que  se emociona con todo lo que ocurre, sin pensar en que puede haber maldad? Por eso se dice que cuando perdemos la capacidad de asombro lo hemos perdido todo, y aquí cito  a Guillermo del Toro uno de mis mexicanos favoritos, porque además de hacer cine fantástico, es otro “niño”: “La inocencia tiene un poder que el mal no puede imaginar” slogan de la exitosa y fantástica película “Pans Laberynth”, cinta  que además de ganar ovaciones y premios, se ganó un lugar especial en mi vida y en la de muchos otros “niños”; por ser precisamente una historia  que demuestra que el poder reside en la inocencia, en ese amor puro que, sea cual sea la prueba, puede vencer a cualquier demonio, real o imaginario…

Dedico este texto y los futuros, a mi niño, el que todos los días y a cada instante me cuestiona, me habla y me exige que siga luchando por sus sueños, que son los mismos que los míos. También va por los demás niños, los que conocí, los que conozco y los que voy a conocer…

NUNCA OLVIDES QUE TE QUIERO

 


comentarios
  1. Gaby dice:

    Como siempre muy buenos tus escritos, y con este me di cuenta que ahi esta esa nina en mi 🙂

Deja un comentario